La meditación es una técnica que permite el desarrollo de la conciencia. Para estos fines la meditación trabaja y aumenta la capacidad de atención y concentración. La conciencia, para las tradiciones contemplativas, es la realidad última o fundamental. Para explicar lo que es la conciencia es común la siguiente analogía en un cielo con nubes; la conciencia es el cielo y las nubes son los pensamientos o experiencia mental. Las nubes van y vienen pero el cielo permanece.
Existen muchas formas para esta práctica, que son las practicadas por los adeptos a las diversas escuelas de meditación, pero en general se puede decir que se da en dos formas: la meditación exclusiva y la inclusiva. En la primera, la atención se centra en un objeto de contemplación, que puede ser un mantra (como en algunas escuelas de yoga), la respiración (como en el budismo tibetano o el budismo zen), una sílaba o un objeto sagrado entre otras cosas, y cada vez que surgen pensamientos distractores se retorna con la atención al objeto en cuestión. En la segunda forma de meditación, el objeto de contemplación es el mismo flujo de pensamientos; se les brinda atención y se les deja ir, sin aferrarse a ninguno en particular. Algunas escuelas practican métodos mixtos (por ejemplo en la práctica de shamata, en el budismo tibetano la atención se centra ligeramente en la respiración, y el resto se centra en el flujo de pensamientos). Adicionalmente se pueden incluir prácticas de tipo filológicas, como en el caso de la meditación en movimiento budista (caminando), las posturas fijas o "asanas" del hatha yoga y en los coordinados movimientos fluidos del tai chi. Todas estas formas de meditación llevan en el largo plazo a estados de quietud mental difíciles de describir en este artículo. Para las tradiciones contemplativas este estado se le denomina samadhi o vacío o estado de conciencia pura; esto es el estado trascendental o de conciencia sin atributos.
Desde la visión que tienen las diversas tradiciones de contemplación, la realidad es inseparable de la conciencia, y de hecho distinguen tres grandes ámbitos o estados de conciencia, que a su vez determinan un plano de la realidad: el estado material, el sutil y el causal. Estos estados a su vez se correlacionan con los tres estados que los seres humanos experimentamos cada día, lo que permite comprender más a fondo este concepto: el estado de vigilia (en donde percibimos árboles, casas, y diversos objetos materiales, junto a un cuerpo biológico material), el sueño (donde percibimos objetos mentales de diversas clases, y en donde eventualmente podemos tener experiencias espirituales y trascendentes de tipo místicas. En este estado tenemos un cuerpo sutil o astral), y el sueño profundo (no hay contenidos, sólo queda la conciencia en su estado puro o absoluto; se asocia a un cuerpo denominado el cuerpo causal, sin forma alguna). A través de la meditación, el practicante tiene acceso eventualmente a cada uno de estos grandes ámbitos de la realidad sin perder la conciencia, por lo que se dice que ha "despertado". Algunos estudiosos eruditos en el tema como Ken Wilber, sugieren que cada una de las tradiciones contemplativas o de meditación se ha ido "especializando" con mayor énfasis en alguno de estos planos. Por ejemplo, las prácticas de los chamanes, el yoga hindú y el tantra budista apuntaría principalmente a los estados sutiles (viajes astrales, experiencias visionarias y entrenamiento del cuerpo de energía o sutil). El budismo zen, la meditación vipassana y otras prácticas similares apuntarían a los planos causales.
Existen muchas formas para esta práctica, que son las practicadas por los adeptos a las diversas escuelas de meditación, pero en general se puede decir que se da en dos formas: la meditación exclusiva y la inclusiva. En la primera, la atención se centra en un objeto de contemplación, que puede ser un mantra (como en algunas escuelas de yoga), la respiración (como en el budismo tibetano o el budismo zen), una sílaba o un objeto sagrado entre otras cosas, y cada vez que surgen pensamientos distractores se retorna con la atención al objeto en cuestión. En la segunda forma de meditación, el objeto de contemplación es el mismo flujo de pensamientos; se les brinda atención y se les deja ir, sin aferrarse a ninguno en particular. Algunas escuelas practican métodos mixtos (por ejemplo en la práctica de shamata, en el budismo tibetano la atención se centra ligeramente en la respiración, y el resto se centra en el flujo de pensamientos). Adicionalmente se pueden incluir prácticas de tipo filológicas, como en el caso de la meditación en movimiento budista (caminando), las posturas fijas o "asanas" del hatha yoga y en los coordinados movimientos fluidos del tai chi. Todas estas formas de meditación llevan en el largo plazo a estados de quietud mental difíciles de describir en este artículo. Para las tradiciones contemplativas este estado se le denomina samadhi o vacío o estado de conciencia pura; esto es el estado trascendental o de conciencia sin atributos.
Desde la visión que tienen las diversas tradiciones de contemplación, la realidad es inseparable de la conciencia, y de hecho distinguen tres grandes ámbitos o estados de conciencia, que a su vez determinan un plano de la realidad: el estado material, el sutil y el causal. Estos estados a su vez se correlacionan con los tres estados que los seres humanos experimentamos cada día, lo que permite comprender más a fondo este concepto: el estado de vigilia (en donde percibimos árboles, casas, y diversos objetos materiales, junto a un cuerpo biológico material), el sueño (donde percibimos objetos mentales de diversas clases, y en donde eventualmente podemos tener experiencias espirituales y trascendentes de tipo místicas. En este estado tenemos un cuerpo sutil o astral), y el sueño profundo (no hay contenidos, sólo queda la conciencia en su estado puro o absoluto; se asocia a un cuerpo denominado el cuerpo causal, sin forma alguna). A través de la meditación, el practicante tiene acceso eventualmente a cada uno de estos grandes ámbitos de la realidad sin perder la conciencia, por lo que se dice que ha "despertado". Algunos estudiosos eruditos en el tema como Ken Wilber, sugieren que cada una de las tradiciones contemplativas o de meditación se ha ido "especializando" con mayor énfasis en alguno de estos planos. Por ejemplo, las prácticas de los chamanes, el yoga hindú y el tantra budista apuntaría principalmente a los estados sutiles (viajes astrales, experiencias visionarias y entrenamiento del cuerpo de energía o sutil). El budismo zen, la meditación vipassana y otras prácticas similares apuntarían a los planos causales.
En todas las tradiciones encontramos la base de este concepto de "planos" de la realidad, sólo que varía la cantidad de subdivisiones que se hacen a los planos o estados de conciencia, y por consiguiente a la realidad (por ejemplo en el yoga hindú se distinguen 7 niveles o planos, que además se representan simbólicamente como "chacras" a lo largo del cuerpo sutil. Por este motivo se busca elevar la conciencia al "séptimo centro", representado en la coronilla. En estados de meditación profunda, estos centros de energía se pueden percibir directamente). En los estados superiores de realización esta permanencia fundamental de la conciencia se reconoce continuamente en todos los estados, como la realidad última y definitiva.
Desde el punto de vista psicológico, la meditación permite la desidentificación con el pensamiento, y de esta manera la trascendencia del ego. Los pensamientos negativos ya no afectan profundamente al practicante, debido a que este se convierte en un testigo de sus pensamientos y emociones, y ya no se deja llevar por estos. Algunos autores han desarrollado esta idea comparando la práctica de la meditación con la psicoterapia occidental, sugiriendo un muy buen complemento. Los estudios desde el punto de vista fisiológico se han centrado principalmente en el estado de relajación inducido por la práctica, lo que es por supuesto útil y saludable, pero que puede confundir acerca del verdadero fin para el cual fueron diseñados los ejercicios contemplativos. Debido a la cualidad relajante de la práctica, es que ha sido adoptada por centros de "spa" y otros (algunos médicos recetan la práctica a sus pacientes como un complemento a los tratamientos tradicionales) como un medio para relajarse, distenderse y sanar.
Sin importar si se comienza a practicar con fines de salud o de espiritualidad, la meditación es una buena herramienta que permite descansar la mente y el cuerpo de nuestra rutina diaria, y puede convertirse en un espacio de paz en medio de la agitación de nuestras vidas.
Fuente: www.misrespuestas.com
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