Buscamos una posición cómoda, y durante algunos minutos nos relajaremos, tanto el cuerpo físico, como las emociones y los pensamientos que haya en nuestro interior.
Nos pondremos a dos o tres metros de una pared blanca, delante de ella. Levantamos la mano a la altura de nuestros ojos y la ponemos entre nosotros y la pared blanca.
Comenzaremos a observar nuestra mano, sin moverla, con sumo detalle, podemos ver su forma, su color, los dedos, los nudillos, las uñas, etc. . Observamos detalladamente por algunos momentos (2 o 3 minutos) toda nuestra mano.
Cuando pase este tiempo de observación , comenzamos a retirar la mano lentamente hacia la derecha y podremos observar, como en el espacio que vamos dejando, va quedando un alo de energía similar a la forma de nuestra mano. Si llegamos a ver esto, estaremos mirando nuestro doble energético, el aura o también llamado el cuerpo vital.
Nos pondremos a dos o tres metros de una pared blanca, delante de ella. Levantamos la mano a la altura de nuestros ojos y la ponemos entre nosotros y la pared blanca.
Comenzaremos a observar nuestra mano, sin moverla, con sumo detalle, podemos ver su forma, su color, los dedos, los nudillos, las uñas, etc. . Observamos detalladamente por algunos momentos (2 o 3 minutos) toda nuestra mano.
Cuando pase este tiempo de observación , comenzamos a retirar la mano lentamente hacia la derecha y podremos observar, como en el espacio que vamos dejando, va quedando un alo de energía similar a la forma de nuestra mano. Si llegamos a ver esto, estaremos mirando nuestro doble energético, el aura o también llamado el cuerpo vital.
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