¿Qué son las contracturas y como aparecen?

Una contractura muscular es una contracción continuada e involuntaria de un músculo o de alguna e sus fibras, que se origina al realizar un esfuerzo inconveniente. La contractura suele aparecer cuando el músculo afectado ejecuta una actividad inapropiada en cuanto a intensidad (fuerza) o en cuanto a función. Es decir, cuando no puede realizar el esfuerzo correctamente, ya sea porque está débil o porque no está preparado para ello.

En el cuerpo una contractura se manifiesta como un abultamiento que se traduce en dolor, reducción del movimiento, y alteración del funcionamiento normal del músculo. Un músculo contracturado se siente duro y doloroso ante la presión, e incluso ante el tacto.

Existen dos motivos Básicos por los que se genera una contractura son dos; por un lado, por exigirle a un músculo un trabajo más arduo del que puede realizar, ya sea intenso y repetitivo, o moderado pero mantenido. Por otra, parque el músculo está debilitado y no tiene la potencia suficiente para ejecutar su trabajo correctamente.

Las contracturas pueden presentarse durante el esfuerzo, o pueden llegar después.
Las que aparecen “en el momento” se generan por acumulación de deshechos metabólicos dentro de la fibra muscular; cuando se hace un esfuerzo brusco, los vasos sanguíneos no alcanzan a trabajar lo suficientemente rápido como para depurar la zona de deshechos metabólicos, y así surge el dolor y la inflamación propios de la contractura.

Las que surgen más tarde, en tanto, obedecen al estiramiento y/o a la fatiga excesiva de las fibras musculares, producto del esfuerzo. Esto provoca una disminución de la capacidad de relajación del músculo, lo que resulta en contractura y dolor.

Los motivos por los que puede aparecer una contractura son muchos. Entre ellos los más habituales son:

Ejercicio excesivo o mal ejecutado
La actividad física irresponsable, sin elongación ni precalentamiento, puede ser fuente de contracturas. Levantar más peso del que debemos o realizar un esfuerzo inapropiado mantenido en el tiempo. Por eso, al hacer ejercicio, debemos ser asesorados y supervisados.

Posturas Estáticas.
Las famosas malas posturas (como sentarse incorrectamente ante la computadora) obligan al músculo a permanecer en la misma posición por más tiempo del prudencial. Así, al aguantar la postura o la carga inadecuadamente, el músculo se fatiga y se origina la contractura.

Sedentarismo
El “ocio muscular” hacen que los músculos estén más débiles y, en consecuencia, más susceptibles a sufrir contracturas ante cualquier esfuerzo. De hecho, una persona sedentaria puede contracturarse tan sólo haciendo una tarea doméstica o un ejercicio sencillo.

Estrés
Entre sus muchos efectos negativos, el estrés provoca la liberación de químicos que llevan a la contracción involuntaria y sostenida de los músculos.

Que hacer cuando hay contracturas
Si las contracturas nos atormentan cada dos por tres, es momento de empezar a tomar medidas para prevenirlas. A la hora de hacer ejercicio, es primordial hacer un calentamiento previo, de modo de preparar a los músculos para el trabajo. Además conviene ir aumentando progresivamente la intensidad del ejercicio, evitando una sobredosis de esfuerzo de un momento a otro. Por último luego del entrenamiento, es fundamental elongar, para así fomentar la distensión de los músculos y facilitar su recuperación posterior. Para prevenir la aparición de contracturas “laborales” hay que cuidar especialmente la postura corporal, procurando no tener la misma posición por mucho tiempo. Tanto si el trabajo requiere estar de pie como sentado, conviene tomarse de 5 a 10 minutos cada hora para cambiar de posición y hacer leves movimientos de elongación.


Por las noches una buena medida preventiva es dormir con una almohada cervical. Su diseño ergonómico, que copia la curvatura del cuello sosteniéndolo y relajándolo, permite descansar la zona cervical y craneal, muy propensa a contracturas. Durante el día, el uso de muebles ergonómicos tanto en la oficina como en el hogares un excelente medio para evitar contracturas. Estos muebles se adaptan a las necesidades y características físicas de sus usuarios con el objetivo de evitar posturas y movimientos que acarreen dolores en el cuello, la columna vertebral, las muñecas, los codos o la espalda.

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